viernes, 16 de septiembre de 2011

CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES

Esta carta, que llega con frecuencia a nuestros correos, nos invita a reflexionar, a padres y a todos los adultos que estamos en contacto con estas "personillas" y que son fuente de alegría, pero que aún son moldeables y necesitan nuestra ayuda.
  • No me des todo lo que pido,
    a veces solo pido para ver hasta cuanto puedo coger.
  • No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
  • No me des siempre órdenes, si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
  • Cumple las promesas, buenas o malas, si me prometes un premio dámelo, pero también si es un castigo.
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana, si me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces sentir peor que los demás seré yo el que sufra.
  • No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esta decisión.
  • Déjame valerme por mi mismo, si tú lo haces todo por mí, nunca podré aprender.
  • No digas mentiras delante de mí, ni me digas que lo haga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro; me haces sentirme mal y perder la confianza en lo que me dices.
  • Cuando estás equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti, y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
  • Cuando hago algo malo no me exijas que te diga el por qué lo hice, a veces, ni yo mismo lo sé.
  • Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, porque seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.
  • No me digas que haga una cosa que tú no la haces, yo aprendo de lo que tú haces y no dices, pero nunca haré lo que tú dices y no haces.
  • Trata de comprenderme y ayudarme, cuando te cuente un problema no me digas "no tengo tiempo para bobadas" o "eso no tiene importancia".
  • Si realmente me quieres dímelo, aunque me sonroje, a mí me gusta oirlo.